sábado, 27 de agosto de 2011

UN ENCIERRO PARA CAMBIAR

Escenas como las que hemos contemplado esta mañana en el tercer encierro de nuestras fiestas debemos procurar por todos los medios que no vuelvan a producirse. El encierro ha comenzado poco después de las once de la mañana, como estaba previsto, soltando desde los toriles de la Plaza tres novillos, ya corridos anteriormente, creemos. Han vuelto a quedarse bastante tiempo en el tramo de la Ronda de Santa Ana, toreados por los buenos cortadores, que también tienen querencia por esta zona.



Entonces se ha sacado desde el toril de la calle el novillo que se tuvo que dejar allí encerrado ayer porque no hubo manera de que llegara a la Plaza de Toros. Pronto se ha visto que no estaba dispuesto a recorrer el camino, seguramente porque todavía tenía muy heridas las pezuñas. Con la colaboración de algunos cortadores se ha logrado que la res regresara al toril de donde acababa de salir.

Cuando los demás novillos han quedado encerrados en los toriles de la Plaza, la Organización de los encierros, creyendo que el animal podría andar, ha decidido que se le atara una maroma a los cuernos para conducirlo, tirando de él los mozos, hasta la Plaza. El novillo se negaba a caminar, oponiéndose con todas sus fuerzas. A impulsos, tirando de la soga, los jóvenes le obligaban a avanzar. Al llegar al inicio de la calle Río Duero, ha empezado a sangrar por alguno de sus pezuñas, dejando marcadas en el suelo sus huellas. La gente empezaba a manifestar su descontento: la escena no agradaba. En esto hemos evolucionado. Hace años estas situaciones se vivían como una diversión, ahora no. Hoy se veían caras de disgusto en la gente.



Al llegar a la calle del Pozo Bueno, han sacado una pequeña manguera de una vivienda y han refrescado al pobre animal, ya con bastantes personas alrededor, a cierta distancia, por si acaso daba una arrancada. Se ha tomado entonces la decisión de traer una máquina con pala para subir al novillo y llevarlo hasta la Plaza. Así se ha hecho, no sin cierta dificultad, pasada ya la carretera de Alcazarén. Una vez en la Plaza, han bajado a la res, que enseguida ha entrado en los toriles. Conviene reconocer la labor realizada por todas las personas que han colaborado en esta operación, procurando siempre que el toro sufriera lo menos posible.








A la vista de los resultados, la decisión de llevar al novillo con la soga, no ha sido acertada, está claro, aunque haya sido tomada con la mejor de las intenciones. Decíamos en nuestra crónica de ayer que Ayuntamiento, Asociación taurina, aficionados y vecinos en general deberíamos reflexionar serenamente sobre el modo de realizar nuestros encierros para intentar mejorarlos en todos aquellos aspectos que así lo requieran, buscando siempre el consenso. Queda casi un año para las próximas fiestas de San Agustín…

A las novilladas de la feria no asistimos, por principios. La de ayer viernes, primera del certamen, para unos regular, para otros mala, los toros y los toreros. Por la noche hubo verbena taurina, con vaquillas. En la Plaza Mayor, mucha, mucha animación con una gran orquesta llegada desde Murcia, La Mundial, que encantó al público. Acabó de tocar a las cinco menos veinte de la mañana, tomando el relevo –igual que en el descanso- la disco-movida. Después, casi amaneciendo, la vaca de las siete y la pancetada, organizada por la peña Los Chupitos, pero a esas horas nos encontrábamos descansando. Luego, al ir a por los churros, mucha gente joven deambulando todavía por las calles, sin poder con su alma. Los músicos de la Banda, algunos con caras de mucho sueño, salían de la Plaza Mayor a tocar dianas y pasacalles.


Peña "Los Chupitos"

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