domingo, 16 de septiembre de 2012

LA PLAZUELA

La Plaza de San Agustín, conocida popularmente como la Plazuela, en la zona situada al norte de la iglesia, se encuentra desde hace tiempo un tanto abandonada. En primer lugar, llena de piedrecitas blancas, de esas que colocaron alrededor del templo para que no tuviera humedades. Ya sabemos que semejante acumulación de cantos es una invitación para cogerlos y lanzarlos al aire, que se lo cuenten a los niños y a otros no tan niños. Por eso, con más razón, hay que recogerlos cada cierto tiempo. No parece que sea así, a lo mejor sí.


Alguno de los alcorques -esos hoyos en los que están plantados los árboles-, se encuentran deshechos por completo; en otros es necesario volver a colocar alguna de sus baldosas. Algún árbol ha crecido tanto que apenas cabe ya dentro de su hoyito. Otro de los hoyos se encuentra sin árbol, habrá que plantar uno cuando el tiempo sea apropiado. En las aceras también faltan algunas baldosas. Esos árboles producen una especie de ciruelitas que caen al suelo… y en el suelo están.

El toilekan –ese contenedor de casas de perro- da la impresión de no estar en funcionamiento, aunque sigue en pie. En uno de los bancos falta una de las tiras de madera sobre las que se sienta la gente. Un trozo de piedra caliza labrada, procedente de las escalinatas del altar mayor de la iglesia, anda de un lado para otro por los alrededores de la iglesia desde hace mucho tiempo, ahora junto a la pared. Alguien la dejaría por allí cuando se construyó la rampa de acceso a la sacristía.

Finalmente, habrá que limpiar alguna vez el panel que expone algunos datos sobre el templo parroquial, colocado por iniciativa de la Diputación de Valladolid y Junta de Castilla y León.

La Plazuela de la Iglesia da la impresión de no recibir muchos cuidados, al menos los imprescindibles.

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