domingo, 3 de febrero de 2013

COCHES EN LA ACERA


El pasado viernes, 1 de febrero, ya anochecido, a eso de las siete y media de la tarde, me dirijo a pie al tanatorio. Llegado a la carretera de Alcazarén, en la acera izquierda, me encuentro con cuatro coches aparcados, cuatro, separados entre sí, que ocupan por completo el espacio destinado a las personas que van a pie, por lo que me veo obligado cuatro veces, cuatro, a pisar el asfalto de la carretera, con el consiguiente peligro de ser atropellado por algún vehículo. Ya me lo había advertido mi madre, que había ido antes al velatorio. Personas de su edad corren, es lógico, mayor riesgo, y son muchas las que acuden al tanatorio por esa acera. No es la única zona del pueblo donde esto ocurre, a pesar de un reciente edicto del Ayuntamiento anunciando que iba a tomar medidas para evitar que estos hechos  se siguieran produciendo.

Lo mismo, por otra razón, el estado de ruina de una casa, sucede en el primer tramo de la calle de la Iglesia, junto a la Plazuela. Por una de las aceras, la que pega a la referida casa no conviene transitar, ya que el suelo suele estar lleno de tierra, desprendida de las paredes, que además pueden hundirse y pillarte debajo. No hace muchos días, estuvieron puestas unas vallas cierto tiempo, porque se había caído el cargadero de madera de una de las ventanas. 

¿Cuántos años llevamos ya en esta situación? 

¿Por qué razón no se obliga a los propietarios a realizar las obras necesarias para que el edificio deje de constituir un peligro para los vecinos?

Son problemas que, a pesar del paso de los años, no se solucionan, como los cohetes que se tiran con motivo de bodas y otras celebraciones, los perjuicios que causan las bandadas de palomas o los perros, sueltos o sujetos con cadena, que llenan nuestras calles de cacas. De esto trata el último edicto publicado por el Ayuntamiento.

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